domingo, 29 de julio de 2007

...Vos Sabés...

Mi primer día de clases de este año fue un 12 de marzo, el día más feliz que he vivido en mucho tiempo. Y no es que quisiera entrar a clases ajja, es que ese día nació Danielito. Sí, esa cosa pequeña que tanto espere, y que vi como crecía en la panza de mi mamá, al fin llegaba a este mundo y yo era la encargada de recibirlo en la sala de parto.

Esa cosa chica es lo más grande que tengo. Aunque no es mi hijo, siento que me une a él algo demasiado grande. Él me da fuerzas, me acompaña y me demuestra lo bella y perfecta que puede llegar a ser la vida, si le damos importancia a las cosas que realmente valen la pena.
Cuando lo miro mientras duermo, se me hace imposible no reafirmar mis ideales, y tratar de cambiar este mundo para él. Es increíble lo que algo tan pequeño te puede llegar a trasmitir.
Cada día que pasa, cada gramo que engorda, cada milímetro que crece, cada risa que n os regala, cada agu que sale de su boca, cada vez que me busca cuando siente mi voz, cada mirada, cada mano que toma, en fin, cada cosa que él hace me hace sentir feliz, acompañada, me da alegrías y me da la fuerza necesaria para levantarme cada día y seguir adelante.

Ese pirgüín tan bello llego de manera inesperada, aunque siempre quise que llegara. Recuerdo como si fuera ayer cuando le dije a la Piera que sospechaba que mi mamá estaba embarazada. Fue un día jueves. El sábado de la misma semana, cerca de la 1 de la madrugada (en realidad ya día domingo) mis padres parecían un par de adolescentes contándoles a sus papas (que en este caso éramos yo y mi hermano Carlos) que se habían mandado un condoro y ya no seríamos 4 sino que 5.
La emoción fue gigante, con lágrimas en mis ojos nos abrazamos los 4 fuertemente y desde ese minuto nada volvió a ser como antes.
Desde esa noche, no he dejado de hablarle y repetirle lo mucho que lo amo.
Yo siempre desee tener otro hermano, pero las circunstancias no lo habían traído. De pronto un error de cálculo permitió que mi sueño se hiciera realidad. Siempre quise que Daniel llegara y aunque nunca había pensado su nombre ni nada, lo esperaba cada día y creo que llego en el momento preciso.

Haber recibido a Daniel en la sala de partos, y haber estado junto a él su primera hora de vida mientras lo pesaban, median, etc., cantándole la canción “en días de verano” de Pancho Villa, que le dedique desde que supe que llegaría, fue una experiencia que no se puede describir con palabras.
Mi mamá me dice cuando tenga hijos, superaré la belleza de ese momento. Supongo que tiene razón, supongo que recibir a mis propios hijos (si llegan algún día), será una experiencia maravillosa, pero creo que no podré compararla con haber recibido a Daniel, ya que son experiencias diferentes e iguales de bellas.

Por ahora, ese pequeño llamado Daniel me ayuda a enfrentar la vida. Soy feliz sabiendo que esta a mi lado, soy feliz gastando lo poco que tengo en cosas para él, y aunque hay días que no lo alcanzo a ver, me las ingenio para que no pase un día sin oír mi voz, que no se si le gusta pero al menos reconoce siempre jaa. Y como no, si no he parado de hablarle y cantarle un solo día desde que estaba en la guata de mi mamá y de eso ya va casi un año.

Es extraño no haber podido escribir antes de él, con lo feliz que me hizo su llegada, pero es que quizás no sabía como hacerlo. De hecho ahora no estoy convencida si logro expresar el inmenso amor que le siento, y que espero él sienta cada día cuando lo abrazo, le doy besos, juego con él, le canto, lo hago dormir o simplemente lo contemplo.
Espero que algún día lea esto y sepa que su hermana loca, esa que se pinta las uñas rojas y que a él tanto le llaman la atención, esa que le canta canciones de marchas y que lo hace escuchar a Sabina y a Inti illimani, esa que hizo que su primera ropa en este mundo fuera un traje rojo, esa que tanto lo esperó, lo ama con todo su ser.


Te amo Daniel

martes, 24 de julio de 2007

Mi problema

No soy muy buena para escribir, aunque me gusta bastante. Creo que mis textos nos no muy buenos, pero trato de hacerlos fáciles de leer.
Podría enumerar un sin fin de dificultades que me ocurren cuando me encuentro frente a un papel en blanco esperando por mis letras, sin embargo, mi problema es otro.

El título. Nunca se me ocurren. Puedo acertar con un texto pero no logro encontrar el título que ponga la “guinda de la torta” jaja.
Desde el colegio siempre he tenido ese problemita, mi salvación siempre han sido mis amigos y amigas, que siempre terminan inventándome los títulos.
Y así, tengo varios textos deambulando entre mis archivos del computador y mis cajones y cajas llenos de papeles, y claro, todos sin títulos.
Dicen que poner el título es muy fácil, pero a mi no se me ocurre, creo que es toda una aventura.
Es como elegir el nombre de una persona. A mi hermano no hubiese permitido que le pusieran Florencio, Carmelo, Pancracio, etc, jaja, a mis textos no puedo ponerles cualquier cosa.
Al final, si no tengo a la Piera cerca (que me inventa los títulos en la U) o si no esta conectado en msn el Esteban (otro amigo que me inventa títulos), opto por lo más obvio, y termino con textos y trabajos con títulos simples y feos.

Bueno acabo de confesar mi problema y como podrán leer, el título de este nuevo blog lo adelanta, no esperen mucho de mis títulos.